Los expertos en Epidemiología y Salud Pública piden prudencia en el relajamiento de la medida, sobre todo de cara a proteger a los más vulnerables
El miércoles, 20 de abril, arranca una nueva etapa. Ese día entrará en vigor un nuevo Real Decreto en virtud del cual las mascarillas dejarán de ser obligatorias en los espacios interiores. Así lo anunció la ministra de Sanidad, Carolina Darias, el pasado 6 de abril.
En una rueda de prensa celebrada en el Palacio de Fuensalida, en Toledo, Darias avanzó que las mascarillas dejarán de ser obligatorias en interiores con carácter general, aunque deberán seguir utilizándose “en los centros asistenciales, tanto para trabajadores como para visitantes y para las personas ingresadas cuando estén compartiendo espacios comunes fuera de su habitación”.
También se mantendrá la obligación de utilizarlas en los centros sociosanitarios, para los trabajadores y visitantes en zonas compartidas (incluidas las farmacias); y en los medios de transporte.
Ningún alumno de ninguna etapa escolar estará obligado a llevar mascarilla. Y en el entorno laboral será cada empresa quien tome la decisión final, aunque se recomienda su uso siempre que el trabajo deba realizarse a distancia interpersonal de menos de 1,5 metros y no pueda garantizarse la ventilación adecuada del espacio.Este cambio en las medidas de control de la pandemia, señaló el Ministerio en una nota, “se basa en el informe realizado por las personas expertas de la Ponencia de Alertas que, además, aconseja el uso responsable de la mascarilla en interiores para población vulnerable y otros ámbitos como espacios cerrados de uso público”.
“En España hemos ido dando las respuestas estratégicas que la situación de la pandemia ha requerido en cada momento. Afortunadamente, gracias al altísimo nivel de inmunización que tiene la población, nuestra situación epidemiológica está en un contexto favorable”, subrayó la ministra en su intervención tras el anuncio.
Entre los expertos en Epidemiología y Salud Pública, no obstante, hay división de opiniones.
Para Ángel Asensio, jefe del servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), la medida es adecuada en este momento de la pandemia. “Creo que ya es el momento de ir retirando la obligatoriedad de mascarillas en interiores. Hay que tener en cuenta que la gran mayoría de la población está vacunada y está vacunación aunque no impide la infección previene la enfermedad grave”, señala.
De cualquier forma, el especialista subraya que la mascarilla debe seguir recomendándose a todas las personas vulnerables, como los ancianos o los pacientes inmunodeprimidos. “Estos casos deberían seguir llevando la mascarilla cuando están en lugares cerrados en los que no haya una ventilación suficiente y un espacio interpersonal adecuado”.
“Estamos asistiendo a un importante crecimiento del número de casos de infección que aunque no son graves pueden poner en riesgo algunas personas vulnerables”, continúa Asensio, quien señala que, además de lo que se disponga en el Real Decreto, para la población general, la mascarilla debe seguir siendo una herramienta de protección a la que recurrir en determinadas ocasiones. “Creo que una lección a sacar de esta epidemia es que cuando hay virus respiratorios en circulación, especialmente en los meses fríos, la mascarilla es una forma de no exponer a los demás y de protegernos nosotros mismos cuando estamos en ambientes cerrados”, apunta.
Para Joan Caylà, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología, que las mascarillas dejen de ser a partir de ahora obligatorias en los espacios interiores es, en cambio, “una medida prematura”. La pandemia “continúa y hay todavía muchos casos y muchas muertes”, remarca el especialista, quien recomienda seguir llevando una mascarilla con buen ajuste “en cualquier lugar con posible hacinamiento”.
José Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), apunta que “es difícil argumentar la flexibilización del uso de mascarillas en interiores con criterios exclusivamente epidemiológicos. Especialmente dado que la nueva estrategia de vigilancia empezó a funcionar el 28 de marzo y que la decisión se tomó el pasado 6 de abril para que entre en vigor el próximo 20 de abril”.”Muchos compañeros opinan que hubiera sido mejor esperar a disponer los datos de seguimiento de esta semana para ratificar este cambio. Esto es así porque se está observando un incremento leve pero progresivo de la incidencia acumulada en mayores de 60 años y es previsible que este incremento aumente aún más después de los actos sociales de esta Semana Santa”, aclara Ojeda.
“No queda otra que seguir pendientes de la evolución de los unificadores epidemiológicos que establece la nueva estrategia. Y si empeoran, especialmente los relativos a ingresos hospitalarios, revisar esta flexibilización que, salvo sorpresas, se aprobará en Consejo de Ministros”, añade.
Antoni Trilla, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y decano de la facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, señala, por su parte, que si bien la incidencia relativamente alta que existe en estos momentos “quizás obligaría a ser un poco más prudente, también es verdad que el número de casos de hospitalizados y enfermos graves, que es un indicador muy importante, sigue estando bajo”.
“Tenemos que esperar a ver la redacción final del Real Decreto, pero parece que la obligatoriedad de usar mascarilla se mantendrá en determinadas circunstancias que pretenden proteger a la población más vulnerable y evitar aquellas situaciones que pueden tener un mayor riesgo, como la concentración de personas durante un tiempo prolongado y con un contacto próximo que se produce en los medios de transporte público”, apunta Trilla, quien destaca que el nuevo Real Decreto no supondrá, en ningún caso, una obligación de retirada de mascarilla.
“Habrá personas que querrán seguir llevando la mascarilla aunque no se consideren población vulnerable. Lo que hay que hacer ahora es convivir con las dos circunstancias. Y todos tendremos que seguir teniendo cerca una mascarilla, porque tendremos que utilizarla en algunas situaciones”.
Para Manuel Franco, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad Johns Hopkins de Baltimore (EEUU) y también miembro de SESPAS, la situación actual de la pandemia permite tomar la medida de retirar las mascarillas en interiores.
Sin embargo, “la vigilancia y la monitorización siguen siendo importantísima para ver qué ocurre”, indica Franco. “Aunque ahora mismo tengamos un buen momento y eso ayuda a que podamos dejar de utilizar las mascarillas en ciertos espacios interiores no hay que desdeñar la posibilidad de que estas medidas se tengan que revertir”, añade.
Por otro lado, no hay que olvidar que no todos los espacios interiores son iguales. “Hay interiores en los que se puede mantener distancia, se puede ventilar y eso es muy importante. En otros eso será más difícil. Y también es fundamental tener en cuenta a las poblaciones vulnerables. Por eso en centros sanitarios y sociosanitarios es necesario que se mantengan las mascarillas”, señala.
“La retirada de la obligatoriedad de mascarillas en interiores tras Semana Santa me parece razonable en el actual escenario epidemiológico. Siempre con las excepciones y matices propuestos en el borrador de la Ponencia de Alertas que ha circulado estos días. Y siempre que los datos de hospitalización no repunten en las próximas dos semanas”, ha señalado Salvador Peiró, investigador de la Fundación para el fomento de la investigación sanitaria y biomédica de la Comunidad Valenciana (FISABIO) en declaraciones a Science Media Centre España.
“Me parece importante hacer hincapié en las situaciones en que la Ponencia recomienda (no solo en las que el uso es obligatorio) continuar usando mascarillas en interiores. En ese sentido, sería de interés que Ministerio y Comunidades Autónomas realizaran alguna campaña de comunicación social trasladando a la población la importancia de estas recomendaciones (también las recomendaciones asociadas al aislamiento)”, ha añadido.
“Con el soniquete de “fin de pandemia” que tiene la retirada de medidas (y la forma de comunicarlas) es previsible que haya muy poca adherencia a las obligatorias y a las recomendadas. Y con los niveles de transmisión actuales la adherencia a las recomendaciones es aún muy importante”.
Fuente: elmundo.es