El sector agrario es uno de los sectores que registra la mayor tasa de accidentes graves en España, de forma destacada y en comparación con otras actividades. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en el que se identifican los motivos esta de elevada siniestralidad en actividades como la agricultura y la ganadería.
En el trabajo, publicado en la revista científica Safety Science, se han analizado más de 150.000 accidentes de diferente índole y gravedad ocurridos entre los años 2013 y 2018 en España. «El sector primario produce una alta tasa de accidentes graves en comparación con todos los demás sectores», apuntan los profesores e investigadores de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Natàlia Cugueró, del grupo de investigación SUMA (Sustainability and Management Research Group), y Xavier Baraza, del grupo DigiBiz (Digital Business Research Group).
Es más, según estos expertos, actividades como la agricultura apenas han sido objeto de investigaciones vinculadas a los accidentes ocurridos en el trabajo a pesar de ser el tercer sector con más accidentes, después de la industria química y la construcción. «El sector primario está infraestudiado, aun siendo fuente de numerosos accidentes. Por lo tanto, las ratios persisten a lo largo del tiempo, porque los dos primeros han incorporado numerosas medidas de seguridad y en el caso de la agricultura no se han incorporado las mismas exigencias», explica Cugueró.
Causas de la elevada siniestralidad
Entre las causas de esta elevadísima siniestralidad laboral en la agricultura, los investigadores han identificado varias, muchas de ellas relacionadas con los riesgos propios de su actividad, como el uso de maquinaria y la dureza física, pero también con el perfil de empleado y las particularidades de este tipo de trabajos. «Este es un sector con una elevada tasa de personal inmigrante y con un riesgo elevado debido a la propia naturaleza del trabajo. Además, en las últimas décadas, actividades como la agricultura se han caracterizado por tener condiciones laborales muy precarias», explican los autores.
Así, a medida que un sector es más precario, las personas que trabajan en él «tienen menos probabilidades de organizarse, reclamar sus derechos y estudiar las causas específicas de los accidentes, una cuestión de justicia social», apunta el personal investigador.
De este modo, los accidentes laborales en el sector primario están relacionados con aspectos como la edad, el sexo, la nacionalidad, la actividad económica, el personal de la empresa, la duración de la jornada, el lugar del accidente e incluso la región. En concreto, las comunidades autónomas de Andalucía, Valencia y Murcia registran cerca del 60 % de los accidentes agrícolas, con un 37 %, un 13 % y un 9 % de los casos, respectivamente, unos territorios caracterizados por el desarrollo de una agricultura más intensiva y que suele disponer de una mano de obra con presencia de personal inmigrante. Por el contrario, se producen menos siniestros, pero más graves, en regiones como Cataluña, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura, unas áreas en las que el uso de maquinaria es mayor para las labores agrarias.
«En general, las regiones con más trabajadores en el sector tienen más accidentabilidad y también más accidentes graves. Esta gravedad respecto al total es más baja en Andalucía, Valencia y Murcia. En cambio, presenta un sentido opuesto —más accidentes graves o fatales respecto al total— en zonas como Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura, donde esto se puede atribuir al uso más intensivo de maquinaria», inciden los expertos, aunque recalcan que la alta tasa de accidentes «persiste en el tiempo» y que apenas han tenido mejora en las últimas décadas.
No obstante, los autores también señalan que en un alto porcentaje de accidentes existe una sobreestimación de las capacidades propias de cada trabajador y una escasa percepción del peligro. «Como consecuencia de ello, algunos trabajadores y trabajadoras subestiman los peligros involucrados y asumen más riesgos, lo que lleva a más accidentes graves, por lo que es necesario incrementar otras formas de concienciar a los trabajadores y las trabajadoras de los peligros», recala el personal investigador.
Soluciones y propuestas de seguridad en el sector
En este sentido, tras el detallado análisis de los miles de accidentes con catorce variables, los autores del estudio ofrecen diferentes conclusiones y líneas de investigación con el objetivo de mejorar la seguridad de los trabajadores y también de ayudar a los reguladores que marcan la legislación y la normativa del sector.
A este respecto, los expertos plantean implementar planes de formación y concienciación sobre los riesgos laborales de las actividades del sector primario y sobre la necesidad de adoptar medidas de protección y autoprotección tanto para personas con poca experiencia como para personal con una dilatada trayectoria. «La formación a lo largo de la vida laboral es crucial para el trabajador para seguir evaluando los riesgos y protegerse bien de ellos. Esta relajación debida a un exceso de confianza y a una distensión de las medidas de protección se podría corregir con formación continuada de las empresas del sector», añade Baraza.
Por su parte, en lo que respecta a la Administración, se han de incrementar los esfuerzos de investigación y medidas de prevención en este sector, ya que es el tercero de España en número de accidentes en el trabajo. Es más, según algunas estimaciones, la falta de control en el sector podría estar ocultando la situación de precariedad de algunos trabajadores y trabajadoras, por lo que estas cifras de accidentes laborales en la agricultura podrían incrementarse.
En este aspecto, hay que tener en cuenta que la agricultura es un sector con una importancia capital en un mundo sostenible y que probablemente se verá intensificada para incrementar su producción, por lo que la adopción de medidas para reducir los accidentes debe ser prioritaria. De este modo, la solución para el sector debe incorporar el incremento de la tecnología, tecnificación de forma pareja a la formación.
«Estas medidas llevarán a una mayor eficiencia, pero también a una necesidad mayor de formación para el uso de esta maquinaria. Si se intensifica el uso de maquinaria pero no se imparte la formación adecuada, el resultado es el incremento de la productividad, pero a un coste de mayor accidentabilidad grave. Por tanto, vemos importante adoptar medidas de sostenibilidad, eficiencia y uso intensivo de maquinaria, que, a su vez, incorporen mayores estrategias de prevención y formación continua, para que esta eficiencia no sea a coste de la salud laboral», concluyen los expertos.
Todos estos resultados deben ser utilizados tanto por las empresas como para los reguladores, para aumentar la seguridad de las actividades agrícolas. Eso sí, estas conclusiones solo son aplicables en el caso del sector primario español.
Esta investigación de la UOC favorece los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 3, de salud y bienestar; 8, de trabajo decente y crecimiento económico, y 10, de reducción de las desigualdades.
Fuente: https://prevencionar.com/