Muchos de los artículos que se usan en el hogar para la limpieza de distintas superficies requieren de algunas precauciones si no queremos llevarnos algún susto. Estos son algunos de ellos
Si les preguntase cuál creen ustedes que es la habitación más peligrosa de su hogar, aquella donde ocurren más accidentes domésticos, seguro que muchos me dirían que el baño. Nada más lejos de la realidad. A pesar de que una caída en la ducha puede llegar a tener graves consecuencias, la cocina es el lugar más peligroso de su hogar ya que casi un 40% de los accidentes tienen lugar ahí. El segundo lugar donde más nos accidentamos se lo debaten el dormitorio y la sala de estar, y solo un 9% de los siniestros tienen lugar en el baño.
Pero en todas esas estancias de la casa almacenamos productos peligrosos. De la toxicidad de muchos de ellos somos plenamente conscientes, de otros no tanto, y precisamente porque su uso lo vemos como algo cotidiano en demasiadas ocasiones bajamos la guardia cuando los manejamos.
AMONÍACO
Compuesto por nitrógeno e hidrógeno, el amoníaco o Trihidruro de Nitrógeno está presente en muchos hogares por sus múltiples aplicaciones de limpieza. Posee un olor muy característico y desagradable pero tiene una gran capacidad para eliminar manchas difíciles, especialmente de grasa. Por ello suele utilizarse en desengrase y limpieza de cocinas, campanas extractoras, hornos, azulejos, espejos, cristales…
Pero a pesar de su gran utilidad debemos tener mucho cuidado al manejarlo, ya que la inhalación de sus vapores puede provocar irritación de ojos y garganta, daño en las vías respiratorias, dolor de cabeza, irritación de la piel, quemaduras…
HIPOCLORITO SÓDICO
Sí, estoy hablando de la conocidísima lejía, un producto que lleva toda la vida en casa y que vivió una explosión de ventas durante la pandemia. Un producto desinfectante, del grupo de los limpiadores ácidos, que a menudo se emplea para limpieza de cuartos de baño y otras superficies del hogar.
Siempre que la utilicemos, especialmente si se trata de lejía concentrada, debemos utilizar guantes y ventilar la habitación ya que puede producir irritación de ojos, piel nariz y garganta. Nunca debe mezclarse con amoníaco por su alta toxicidad.
ÁCIDO FOSFÓRICO
Se trata de un ortofosfato presente en productos de limpieza denominados limpiadores ácidos. Si en su hogar almacena productos desincrustantes, para eliminación de óxidos o de cal, es probable que contengan este compuesto.
Siempre que lo manejemos debemos tener especial precaución si lo estamos haciendo en una habitación sin ventilación, ya que la inhalación de este ácido puede causar irritación importante de ojos y garganta. Su ingestión accidental nos enviaría al servicio de urgencias con importantes quemaduras internas.
BUTOXIETANOL
Este compuesto orgánico pertenece al grupo de los éteres de glicol y es todo un clásico presente en una gran variedad de productos del hogar, desde limpiadores multiuso hasta limpiacristales pasando por abrillantadores de suelos o limpiametales. En su favor hay que reconocer que es un compuesto muy eficaz en las tareas de limpieza, pero debemos manejarlo con cuidado dada su elevada toxicidad.
Un uso indebido o en una habitación mal aireada puede provocar desde irritación de piel, ojos, nariz y garganta hasta náuseas, mareos y vómitos. Si el producto se encontrase en concentraciones altas, algo poco habitual en limpiadores domésticos, las consecuencias de un mal uso nos llevarían directos al hospital.
BUTANO
Este gas, además de en las bombonas de uso doméstico para cocinas o calentadores de agua, también está presente en los mecheros. Su inhalación provoca alucinaciones, sedación, convulsiones, pérdida de conciencia, hipoxia cerebral… Incluso hay descritos casos de muerte súbita tras su inhalación, una moda peligrosa que solo en Reino Unido ha provocado más de 440 muertes en los dos últimos años.
PERCLOROETILENO
También podemos verlo en el etiquetado como PERC, PCE o Tetracloroetileno. Se trata de un disolvente presente por lo general en los productos para limpieza en seco, tales como quitamanchas o limpiadores de alfombras, tapicería o prendas de vestir.
Este compuesto es capaz de eliminar la capa protectora de grasa que tenemos en la piel, por lo que puede causar dermatitis e irritación si no se maneja con guantes. Debemos utilizarlo además en habitaciones bien ventiladas, especialmente si se encuentra a altas concentraciones, ya que la inhalación de sus vapores puede llevarnos directos al hospital con un edema pulmonar. Sin llegar a eso, es habitual que produzca irritación de ojos, mucosas y vías respiratorias, además de cefalea y náuseas.
Fuente: https://www.elmundo.es/