La felicidad es un estado de ánimo difícil de definir porque se trata de un concepto subjetivo, basado en las emociones de cada uno, aunque todos entendamos a qué nos referimos al decir que estamos felices.
Tranquilidad, alegría, bienestar, alta autoestima… son términos que pueden formar parte de la idea de felicidad.
Sentirnos felices depende de un sinfín de posibles situaciones externas, pero también hay factores internos, sustancias químicas que genera nuestro propio organismo que inciden en el estado de ánimo. Descubre cuál es la hormona de la felicidad y cómo activarla incrementando así tu bienestar.
Cuál es la hormona de la felicidad y dónde se produce
La serotonina (5 –HT) es un tipo de molécula neurotransmisora que interviene en numerosos procesos fisiológicos, como la sensación de hambre o de sueño, y que también juega un papel fundamental en el control de las emociones y en desarrollo de sensaciones placenteras, entre otras numerosas funciones, aún en estudio, relacionadas con los procesos del aprendizaje y la memoria.
Una parte de la serotonina se produce en el cerebro, concretamente en el área cerebral denominada núcleos del Rafe situada en el tronco encefálico, desde donde es liberada ejerciendo su acción en todo el organismo a través del sistema nervioso.
Otra parte aun mayor de la serotonina tiene su origen en el aparato digestivo y más concretamente en la microbiótica de las paredes intestinales, según señalan en un reciente estudio los investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).
Cuáles son las 4 hormonas de la felicidad
Dopamina, oxitocina y endorfinas son otras hormonas que, se estima, también influyen en el estado de ánimo; pero es la serotonina la considerada la hormona de la felicidad ya que diversos estudios apuntan a que su escasa presencia en el organismo podría estar relacionada con problemas de ansiedad, estados de apatía, irritabilidad e incluso con enfermedades como la depresión.
Aunque el organismo produce la serotonina en un proceso biológico absolutamente natural, determinadas acciones pueden ayudar a incrementar su presencia y a que el cuerpo pueda sintetizar correctamente la hormona de la felicidad. ¿Te preguntas cómo se activa la hormona de la felicidad? Toma nota:
Cuida la flora intestinal
Aunque las investigaciones sobre la conexión intestino – cerebro continúan, se estima que cuidar la flora intestinal influye no solo en la buena salud digestiva, sino también en la salud emocional. Incluir en la dieta alimentos probióticos, aquellos que aportan microorganismos vivos beneficiosos que contribuyen a mantener en buen estado las mucosas intestinales (bífidos y lactobacilos), es una excelente manera de activar la hormona de la felicidad.
Kéfir, yogures probióticos, chucrut, kombucha y otros alimentos fermentados como el tempeh, procedente de la soja, mejoran el proceso digestivo y también elevan el estado de ánimo.
Toma alimentos ricos en triptófano
El triptófano es un aminoácido esencial en la síntesis de la serotonina y también en la síntesis de otra hormona directamente relacionada con nuestro bienestar: la melatonina, que juega un papel determinante en el normal desarrollo del ciclo sueño – vigilia.
Podemos obtenerlo a través de una alimentación variada y equilibrada, pero, ante problemas de apatía, ansiedad, tristeza inexplicable… potenciar la presencia de alimentos con alto contenido en triptófano puede ayudar a ponerles freno.
Carnes de aves, especialmente pollo y pavo, huevos, pescado azul como el atún o el salmón, lácteos, chocolate (negro), legumbres, sobre todo soja y garbanzos, cereales integrales y también frutas como el plátano junto a frutos secos, son algunas fuentes naturales de felicidad que han de formar parte de tu dieta.
Haz ejercicio moderado
Incluir la actividad deportiva, siempre acorde a tus posibilidades, entre tus hábitos es una buena manera de sentirte bien cada día. Por supuesto, el ejercicio va a hacer que ganes flexibilidad y agilidad, algo que siempre incrementa el bienestar, pero, además, va la estimular la producción de serotonina, contribuyendo también a mantener los niveles adecuados de triptófano en el organismo. Como ves, son muchas los motivos por los que el ejercicio siempre va ligado a una buena salud física y emocional.
Si quieres mejorar tu bienestar, te proponemos seguir los consejos de nuestro artículo Cómo empezar a hacer deporte.
Mantén el estrés bajo control
El estrés prolongado actúa directamente sobre la producción de serotonina y está relacionado con los bajos niveles de la hormona de la felicidad en el organismo. Mantenerlo a raya es esencial para el propio bienestar, ya que el estrés crónico puede desencadenar numerosos problemas desde ansiedad, angustia, insomnio o hiperactividad hasta la temida depresión.
Distintas actividades, desde la práctica del yoga y la meditación, hasta simplemente dedicar más tiempo al ocio o al relax (salir con amigos, acudir a un spa, ir al cine o dar un agradable paseo…) son gestos que pueden ayudar a reducir el estrés, algo que se traducirá en un aumento de la serotonina.
Aprovecha los rayos del sol
¿Te has planteado alguna vez por qué los días grises y lluviosos nos hacen, generalmente, sentirnos algo más tristes y alicaídos?… La razón podría estar en que la luz natural y, en concreto, los rayos del sol son una fuente natural de vitamina D, esencial como elemento precursor para la generación de serotonina.
Unos minutos al sol (siempre con las debidas precauciones) siempre levanta el ánimo y nos hace sentir bien, una buena manera de activar la hormona de la felicidad y el amor.
Descansa lo suficiente
Un sueño reparador, que permita el descanso durante aproximadamente 8 horas, hace que nos levantemos ‘como nuevos’ entre otras cosas porque ese descanso ayuda a restablecer los niveles de serotonina que el cuerpo necesita para afrontar el nuevo día cargado de optimismo.
Evitar las bebidas excitantes como el café antes de dormir y procurar dejar los problemas cotidianos fuera de la cama, es una simple medida para dormir bien y activar la hormona de la felicidad para que cumpla su función reparadora durante las horas de sueño.
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