Un estudio muestra por primera vez la contribución real del cambio climático provocado por el hombre al aumento de los riesgos de mortalidad debido al calor.
Entre los muchos efectos del cambio climático sobre la salud humana se encuentra el incremento de la mortalidad y la morbilidad por episodios de calor extremo. Además, las temperaturas elevadas afectan negativamente al bienestar de la población y ocasionan un elevado gasto sanitario. Sin embargo, cuantificar estos impactos de una forma objetiva y medible es complejo, y hasta ahora no se conocían datos empíricos a gran escala.
Ahora, un trabajo que se publica en la revista Nature Climate Change muestra la contribución real del cambio climático provocado por el hombre en el aumento de los riesgos de mortalidad debido al calor, y revela que entre los años 1991 y 2018 más de un tercio de todas las muertes relacionadas con el calor se pueden atribuir al calentamiento global. El trabajo fue realizado por un equipo internacional de investigadores que utilizó datos de 732 ubicaciones en 43 países para estimar la carga de mortalidad asociada a la exposición adicional al calor que resulta del reciente calentamiento inducido por la actividad antropogénica.
En todos los países del estudio, los investigadores encontraron que el 37 % (con un rango de variabilidad del 20,5 al 76,3%) de las muertes relacionadas con el calor en la estación cálida se pueden atribuir al cambio climático antropogénico y que el aumento de la mortalidad es evidente en todos los continentes. Las cargas variaron geográficamente, pero fueron del orden de decenas a cientos de muertes por año en muchos lugares del mundo. Curiosamente, las poblaciones que viven en países de ingresos bajos y medianos, que son responsables de una pequeña parte de las emisiones antropogénicas en el pasado, son las más afectadas, con una proporción de mortalidad más alta en América Central y Sur, y Sur-Este de Asia.
España, uno de los países más afectados
“España es uno de los países del sur de Europa donde más calentamiento se ha observado. En términos relativos y durante el periodo estudiado, España tuvo un 30% de muertes relacionadas con el calor atribuidas al cambio climático inducido por el ser humano”, indica el investigador del CSIC y autor del estudio Aurelio Tobías. “El número de muertes por calor relacionado con el cambio climático es de 704 por año en el período de verano en las capitales de provincia de España, en concreto, 177 en Madrid, 94 en Barcelona y 39 en Sevilla”, especifica Tobías.
Cuanto más calentamiento global, más muertes
La investigación epidemiológica puso el foco en el calentamiento global provocado por el ser humano, en un estudio denominado de “detección y atribución” ya que identifica y atribuye los fenómenos observados a cambios en el clima y el tiempo. Específicamente, los investigadores examinaron las condiciones climáticas pasadas proyectadas en escenarios con y sin emisiones antropogénicas, por lo que pudieron separar el calentamiento y el impacto en la salud relacionado con la actividad humana de las tendencias naturales.
“Prevemos que la proporción de muertes relacionadas con el calor continúe creciendo si no hacemos algo para parar el cambio climático o no nos adaptamos”, indica Ana M. Vicedo-Cabrera, investigadora de la Universidad de Berna (Suiza) y primera autora del estudio. “Hasta ahora, la temperatura global media solo ha aumentado alrededor de un grado centígrado, que es una fracción de lo que podríamos enfrentar si las emisiones continúan aumentando sin control”.
Calor, contaminación, alergias…
Según la OMS, las temperaturas extremas contribuyen de varias formas a las defunciones: de manera directa por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, sobre todo entre las personas de edad avanzada, pero también de forma indirecta. Por ejemplo, las temperaturas altas provocan un aumento de los niveles de ozono y otros contaminantes del aire que a su vez agravan las citadas dolencias cardiovasculares y respiratorias y, por otro lado, las alergias al polen y el asma también empeoran con el calor extremo.
Según el IPCC, para 2100, se prevé que la combinación de alta temperatura y humedad en algunas zonas durante algunos períodos del año comprometerán las actividades humanas normales como producir alimentos o trabajar en el exterior. Para los autores de este trabajo, sus hallazgos respaldan la necesidad urgente de estrategias de mitigación y adaptación más ambiciosas para minimizar los impactos del cambio climático en la salud pública. “El mensaje es claro: el cambio climático no solo tendrá impactos devastadores en el futuro, sino que ya estamos experimentando las nefastas consecuencias de las actividades humanas en nuestro planeta”, advierte el autor principal de artículo Antonio Gasparrini.
Fuente: CSIC